Raquel trabaja con un pie en el pasado y uno en el presente. Busca, redescubre y recoge tonadas recopiladas en fonotecas y archivos; las clasifica y elige para volver a ser cantadas y escuchadas con las orejas y los corazones de nuestro tiempo. Paralelamente busca, estudia, amontona percusiones que han acompañado los cantos de transmisión oral de las mujeres de manera ancestral.

Martí viene de la construcción de escultura sonora, discípulo de François Baschet, la luthería experimental, la electroacústica y el soundscape; guitarrista formado en músicas modernas como el jazz, el postrock más ruidoso y ambiental, y manifestaciones musicales más bien insólitas como el gamelán Bailanés. 

Juntos llegan con cosas nuevas – planteamientos y arreglos actuales- y todos sus recursos combinados. Afluentes que convergen, disolviéndose entre las voces y las letras, en algo intemporal y colectivo. La presencia anónima del pasado, sumergiéndose con alegría por descubrir todo lo que nada, flota y fluye, reflejándose en todo lo que arrastra ese río.

El encuentro de los dos mundos les hace imaginar nuevos formatos y músicas que explorar. Por eso están elaborando un disco donde reintepretar cantos funcionales populares con esculturas y objetos de sonoridades inusuales. Y mientras tanto, no pueden evitar viajar ligeros y dejar fluir sólo a guitarra, voces y percusiones.

Raquel aporta un repertorio de registros y géneros amplísimos y profundos. El dulce canto de la ondina. ¿Cómo encara Martí con su barquita de madera y metal unas aguas que vienen de tan lejos? Juegos, caminos improvisados, variaciones y rearmonizaciones, sincronías y conexiones inesperadas, Abrazar el riesgo y dejarnos sorprender. Esto es RIUH.